PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

Entre pinos y mar: el verano que cambió la historia en Mal Pas. (Alcúdia)

La pequeña zona costera del Mal Pas – Bonaire, en el término municipal de Alcúdia, asentada entre bosques de pinos y suaves elevaciones ascendentes hasta su culminación en la cercana ermita de la Victoria, comenzaba a transformarse y consolidarse durante la década de 1930 como un espacio de veraneo para familias locales y foráneos.

Imagen de época correspondiente a las primeras edificaciones del Mal Pas de Alcúdia, publicada por Fotografías Antiguas de Mallorca – FAM.

En este ambiente estival, aparentemente tranquilo y alejado de los grandes acontecimientos políticos que convulsionaban Europa, se produjeron durante la segunda quincena de julio de 1933 unos encuentros discretos que, con el tiempo, adquirirían relevancia histórica.

Cuatro meses antes de la fundación oficial del movimiento falangista español, según nos indican dos de los tres testigos directos de su gestación en Mallorca —Antonio Nicolau Montaner y Alfonso de Zayas y de Bobadilla— dejaron constancia de aquellos primeros contactos, marcados más por la curiosidad hacia los movimientos fascistas europeos que por una identificación clara con la futura Falange, inexistente en aquellas fechas.

Fotografía de la Colección Particular de Juan M. Bernal.

En este ambiente estival, aparentemente tranquilo y alejado de los grandes acontecimientos políticos que convulsionaban Europa, se produjeron durante la segunda quincena de julio de 1933 unos encuentros discretos que, con el tiempo, adquirirían relevancia histórica.

Conviene recordar que Falange Española no sería reconocida oficialmente hasta el 3 de noviembre de 1933, y que sus Estatutos se presentarían en la Dirección General de Seguridad apenas tres días después. Es decir, en julio de ese año el movimiento aún no existía de manera formal, lo que explica la confusión ideológica de aquellos primeros interesados.

El testimonio de Antonio Nicolau ilustra muy bien ese momento de indefinición. Relata que conoció a Alfredo Corominas[1]  durante esa segunda mitad de julio, presentado por Nicolás Siquier[2], quien —según sus propias palabras— sabía que él era “fascista de corazón”. La elección del término “fascista”, y no “falangista”, evidencia que las referencias políticas que manejaban en aquel momento procedían principalmente de los modelos ya existentes fuera de España.

Detalle sobre la información correspondiente a la Milicia Angelica de Inca

Por su parte, Alfonso de Zayas confirma también la entrevista entre Nicolau y Corominas, aunque su relato incurre en un error común: adelantar la cronología real del movimiento en la isla. Zayas afirma que aquellos jóvenes “trataban de hacer posible la organización de Falange en Mallorca”, algo inviable aún durante el mes de julio de 1933, cuando el proyecto ni siquiera estaba oficialmente constituido.

Más allá de estas imprecisiones, lo cierto es que, en aquel verano mallorquín, entre acampadas y reuniones informales, empezaron a tomar forma las inquietudes políticas de quienes acabarían integrando y dando vida a Falange Española en Mallorca. Lo que en un principio fueron simples conversaciones motivadas por la curiosidad ideológica se convertiría, con el paso de los meses, en el germen de un movimiento organizado.

[1] Es posible que la referencia aluda  a Alfredo Corominas Fernández-Peña, alférez de complemento, detenido en Cataluña en diciembre de 1938 bajo la acusación de ejercer como dirigente e integrante de una organización dedicada a prestar apoyo a los sublevados, en julio de 1936, según recogía El Día Gráfico en su edición del 16 de diciembre de 1938. y que en fecha del 20 de octubre de 1939 el número 70 del Boletín del Movimiento de Falange Española tradicionalista y de las J.O.N.S. insertaba su nombramiento como secretario técnico del Servicio del Auxilio Social en Barcelona.

[2] Con toda probabilidad la mención corresponde a Nicolás Siquier Ribas, un joven estudiante de 22 años natural de Inca que, según informaba el diario La Almudaina del 14 de noviembre de 1931, desempeñaba entonces el cargo de tesorero de la denominada Milicia Angélica. En la misma fecha, la presidencia de esta organización recaía en Antonio Nicolau Montaner.

 


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