PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

Confundir

Entre Memoria Histórica y Revanchismo Ideológico existe una gran diferencia y es de largo el gran problema de querer subvertir la realidad de los hechos acaecidos con la evidente constatación de que la manipulación de la realidad acontecida sé está convirtiendo en aquello de “que aquellos polvos nos han traído esos lodos actuales” de la manipulación ideológica y revanchista.

Analizar unos determinados hechos sin querer hacer el más mínimo de los análisis para comprender la reacción a una acción suscitada nos conduce al clásico revisionismo histórico tan habitual entre quienes quieren trastocar la realidad y crear la falacia de los hechos bajo un prisma tendencioso en su relato.

Hoy por las fechas que nos encontramos, asoman como no, los voceros y manipuladores que obvian la realidad de lo acaecido en los años treinta del siglo pasado en nuestro solar patrio.

Veamos, los militares no se rebelaron sin más, ni lo hicieron por lo que vulgarmente se conoce por generación espontánea; su asonada, alzamiento o golpe fracasado no se produjo por un calentón repentino como consecuencia de algún tipo de reunión o tenida castrense celebrada en la “sala de banderas” o «cantina» de cualquier acuartelamiento, ni bajo los efectos etílicos que sin más enervaran el fervor patriótico.

La Historia, no se inicia el diecisiete de julio a las diecisiete, tal como se hizo en África por parte del sector mejor formado y equipado del ejército español de la época.

Se empieza a cocer mucho antes, tanto que en la España de los años treinta existía una carrera, loca carrera por asestar un duro golpe de exterminio de la democracia amparada por la Republica burguesa, nunca aceptada por los revolucionarios de las diferentes tendencias de la izquierda internacionalista que pululaba por el mentado solar hispano.

 Querer negar los antecedentes y las acciones encaminadas a subvertir el deseo mayoritario del pueblo español por parte de la izquierda solo hace que estos se vean reforzados en la creencia, tan habitual entre dichos partidos de negar lo evidente y en cualquier caso, endosar al resto de partidos las maniobras por ellos realizadas; la constante manipulación y las consiguientes maniobras para distraer y de paso prepararse para la defensa postrera y así verse abocados a intervenir como salvadores de la sociedad proletaria española.

Como digo querer negar las evidentes maniobras revolucionarias para al final tomar el poder y poderlas llevar a cabo es una forma maliciosa y muy mal intencionada, camuflando la realidad de la secuencia de los hechos verdaderamente acaecidos

En España, en la España anterior al diecisiete de julio de 1936 se vertió mucha sangre, mucha no, muchísima sangre, para vergüenza y oprobio de los españoles de ambos bandos.

Demasiada sangre de españoles opuestos ideológicamente a quienes verdaderamente fueron los artífices de tal vertido, es decir, las izquierdas anarcosindicalistas y los marxistas leninistas representando por socialistas y comunistas.

Los hechos son lo que son y no se pueden mutar por los deseos ideológicos que se pretenden sirvan para enmascarar lo que realmente ocurrió. Es justificable, evidentemente que no, es comprensible, realmente que si.

Las izquierdas revolucionarias, anarquistas y socialista con la ayuda de los minoritarios comunistas, durante los años siguientes a la instauración de la Constitución republicana se dedicaron a atacar y destruir los todavía frescos cimientos del incipiente y nuevo sistema democrático de los españoles.

Con su sempiterna idea tan poco democrática de no aceptar los resultados de las urnas cuando no les eran favorables, no es necesario recordar la retahíla de amenazas y advertencias que se ejecutarían sobre la sociedad española y sus representantes políticos si no resultaban vencedores.

La izquierda y sobre todo los socialistas no aceptan, ni nunca han aceptado sus derrotas democráticas, solo sirve la democracia, si es favorable a sus movimientos dirigidos a la toma del poder.

Es indudable y está fuera de toda duda que tanto los partidos de centro y derecha fueron más fieles y proclives a mantenerse dentro del orden constitucional y hasta a defender a la incipiente II Republica que los partidos de izquierda.

Por mucho que se pretenda vender la idea contraria, fueron más enemigos de la democracia, los de izquierdas que los de la derecha, estos siempre dispuestos a mantener la ley y orden social dentro de los parámetros democráticos, mientras que los otros se desvivían en atacarla y debilitarla para de esa forma obtener mediante la revolución la tan cacareada implantación de la dictadura del proletariado siguiendo las pautas y normas dictadas por la II Internacional socialista  y por la III Internacional comunista o Komintern.

Dicho intento de implantación de la revolucionaria dictadura del proletariado y por ende del exterminio de sus enemigos, los denominados partidos de centro derecha, derecha radical y conservadora o burgueses veía su modelo y ejemplo a seguir tal copia de la sanguinaria revolución rusa, por ello surgió el denominado y conocido como Frente Popular de Izquierdas.

La victoria de los partidos de centro derecha, radicales y de derechas en las urnas no hizo más que encender los ánimos revolucionarios y los ataques desde las izquierdas contra el poder democrático surgido de las urnas.

Mientras que en el periodo transcurrido entre 1931 y 1936 solo se puede constatar un solo y ridículo movimiento de asonada político militar de derechas, la tan famosa “sanjurjada”, múltiples fueron las protagonizadas por las izquierdas.

Tal como hoy volvemos a vivir, las derrotas democráticas en las urnas son contestadas y reivindicadas como enemigas de la democracia, insisten las izquierdas en un déjà vu en el cual los derrotados no lo son; tal como ocurrió ya, se convierten de nuevo en víctimas y los derrotados, tal como fueron en la dolorosa y triste Guerra Civil española no fueron culpables de su derrota, si no que todo lo contrario, mediante la subversión, manipulación y creación de mentiras son víctimas de la odiosa derecha burguesa, motivo por el cual, tal como ocurrió en 1936 debe ser aniquilada y eliminada por los siglos de los siglos.

Nos sumieron en una Guerra Civil y la perdieron por su mal gestionar y por el odio que siente contra todos los que no sean de su carro ideológico, nos pretenden hacer creer que lo que verdaderamente hicieron no lo hicieron y que los malos de aquello fueron los otros, es decir, la sociedad que no sabe entender su desvelo por la aplicación de sus doctrinas.

La izquierda nunca es culpable de nada, lo son los demás, ella crea un escenario de crisis prerrevolucionario, pero no es cierto, es la derecha, la aborrecible derecha y por ende el capital, la iglesia, el ejército, póngase en el orden que se quiera, la que origina la situación; pero ello nunca, ellos, jamás de los jamases son responsables de nada.

Los malos son las derechas, pero hablaremos de represión dictatorial, asesinatos y toda la violencia que se quiera y nos callaremos de la masacre de los componentes del Partido Obrero de Unificación Marxista, negaremos la represión y asesinato de sus miembros y líderes entre 1937 – 1938; callaremos el papel de Largo Caballero en la desaparición de Andreu Nin y la mayoría de los dirigentes obreristas.

Callaremos y ocultaremos la guerra civil dentro de la Guerra Civil entre comunistas y los casadistas que propicio la entrada del denominado ejército nacional en Madrid en 1939.

Callaremos y ocultaremos la huida del Gobierno republicano de Madrid a Valencia dejando la capital en manos de los madrileños defensores supuestamente de la Republica.

Y por callar y manipular, callaremos la realidad de las tensiones y violencias revolucionarias causadas por los sectores anarquistas y marxistas leninistas. Obviaremos que, frente a una sola intentona de la derecha, durante los seis años que cubren el espectro español, es decir entre 1930 y 1936 la izquierda violenta sumió a España en 18 huelgas revolucionarias, 20 insurrecciones locales violentas y 4.565 huelgas de ellas 3.355 durante gobiernos de derechas.

Sumidos en el revanchista tu más, solo la famosa Revolución de Octubre anarco socialista produjo la friolera cifra de 1.084 muertos y 2.074 heridos y para no aburrir dejaremos de cuantificar los grandes destrozos materiales como quema de iglesias, conventos, bibliotecas y universidades.

Insisto en que no es justificable, pero si que es comprensible que cuando uno ve en peligro su vida opte por tomar las medidas que para ponerla a salvo crea convenientes, sonara políticamente incorrecto, nadar contra corriente, pero ya se sabe las cosas son como son y no como nos gustarían que hubieran sido y sin duda alguna fue la violencia y la razón de exterminio esgrimida por la extrema y revolucionaria izquierda la que origino la conocida respuesta de la intransigente y cegada derecha.

O, dicho de otra manera, ella sola se murió, pero entre todos la mataron.

Delenda est Republica por la intransigencia y el odio de todos.

Más insisto en ello “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero” y ya empieza a estar bien de tanta mentira sectaria de las izquierdas pretendiéndonos cambiar la realidad de lo que fue.

 


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