PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

Bomba en la Casa del Pueblo

La noche del 4 de junio de 1936 la tranquilidad veraniega de la barriada del Ensanche de Palma, en la zona alta de la ciudad, se veía alterada por una potente deflagración que sembró el estupor y la sorpresa entre todo el vecindario.

Los primeros momentos cargados de lógica confusión de poco sirvieron para poder fijar con precisión la autoría del atentado.

“El jueves, alrededor de las nueve de la noche, una gran detonación produjo gran alarma entre el vecindario de la parte alta de la ciudad, especialmente en el Ensanche. Casi enseguida, se dijo era debida a que había estallado un artefacto en la Casa del Pueblo”[1]

Existían dudas sobre si el artefacto había sido colocado en el amplio ventanal, o si el mismo había sido lanzado desde un vehículo en marcha.

“¿Qué había ocurrido? Había explotado una bomba que, o bien colocada sobre la base del ventanal que mira a la calle llamada de la Casa del Pueblo o que lanzada desde un auto que había pasado a regular velocidad, había destruido por completo el referido ventanal y parte del techo y herido su metralla, a algunas personas que se hallaban en la habitación que coincide con la referida ventana”[2]

Algunas fuentes hablan de una persecución a pie de unos individuos hasta un vehículo que marchó a gran velocidad por la calle de Fermín Galán.

“Mientras unos atendían a los heridos, salieron algunos de los que se hallaban en el local y, según se decía, pudieron ver unos individuos que huían por la calle de Fermín Galán, los cuales se subieron a un automóvil estacionado en las cercanías y dando la vuelta derribó a dos de los perseguidores y huyó por la citada calle”[3]

Pese a existir la presencia del mencionado auto, no se pudo asegurar la identificación del vehículo ya que no fue confirmada la toma del número de la matricula por parte de ninguno de los testigos presentes.

Lo cierto es que en la reunión semanal que mantenía el Gobernador Civil con los representantes de la prensa local celebrada el día 6 de junio afirmó a los mismos el desconocimiento de que hubieran sido descubiertos los autores del atentado, informando que pese a desconocerse la autoría se continuaban las diligencias encaminadas a tal fin; palabras del Gobernador Civil corroboradas por las afirmaciones del secretario de la Jefatura de Investigación y Vigilancia[4] en el mismo aspecto.

Las consecuencias políticas y sociales de la explosión del día 4 de junio, fueron rápidas; el mismo día 4 se celebró una pequeña manifestación que apenas recorrió algunas calles de la capital mallorquina; se convocó a las diversas organizaciones obreras y partidos de izquierda, bajo el predominio de los representantes de la U.G.T. y de la Regional de la C.N.T. para la formación de un Comité de Huelga.

Dicho Comité hizo un llamamiento a la sociedad palmesana para sumarse a la  convocatoria de un paro general en la capital palmesana a realizar durante las veinticuatro horas del día 5 de junio, la realización de un mitin en la Plaza de Toros de Palma y la siguiente manifestación que trasladaría desde la mencionada Plaza de Toros hasta la sede del Gobierno Civil de Baleares ubicada en La Rambla donde se procedería a la lectura y entrega del manifiesto confeccionado por el citado Comité de Huelga.

Las peticiones establecidas por el citado Comité se resolvían en el cierre de los centros políticos derechistas, la prohibición de la publicación de los periódicos que hicieran campaña contra las aspiraciones proletarias, la detención de los elementos fascistas dirigentes en toda la provincia, así como el traslado al Gobierno de la República del deseo de los obreros para que se tomaran medidas que impidieran las provocaciones de los enemigos de la clase trabajadora.

Posteriormente a la manifestación, lectura y entrega del manifiesto al disolverse de forma oficial todo lo establecido por el Comité de Huelga se desataron toda una serie de actos a forma de represalia por elementos izquierdistas que se concretaron con diversos tumultos con el asalto de sedes políticas de derecha y quema de iglesias.

Así serían asaltadas las sedes del Círculo Tradicionalista, la de Acción Popular y de Renovación Española y quemadas las iglesias de San Jaime y de Santa Fe, mientras que a las diez de la noche del mismo día 5 se colocaba y explosionaba un petardo en las cercanías la iglesia parroquial de La Soledad.

Entraba así, mediante la explosión del artefacto en la Casa del Pueblo y las consiguientes represalias con asaltos a sedes políticas y quema de iglesias, en el ambiente habitual en que se desenvolvía la España peninsular de la II República.

Sobre la autoría de la colocación de la famosa bomba no existen dudas sobre la misma; si bien los falangistas desde un principio y como estrategia coyuntural no reivindicaron la autoría de dicha acción.

“En aquello momentos no era conveniente dar con nosotros en la Cárcel pues sabíamos que el alzamiento era cercano y hacían falta los hombres, de modo que nuestra prudencia debe de tomarse en tal sentido pues de lo contrario quizás Mallorca no hubiera conocido el alborear glorioso de la España Nueva”[5]

Dicha paternidad falangista es asumida por Zayas[6] a la vez que hace recaer la autoría de dicha acción sobre Boloqui:

“Es interesante consignar cómo se produjo un hecho que en aquellos días causó gran sensación en toda la Isla. Los camaradas de Manacor, auxiliados por Boloqui, prepararon un grueso petardo, que fue traído a Inca”

Para a continuación entrar a pormenorizar algunos detalles de la operación:

“En un coche que salía de esta ciudad [Inca] con dos señores, se metió un camarada con un cesto de fruta entre las piernas, si bien debajo de ella había el citado petardo para colocarlo en un colmado del ensanche de Palma, propiedad del entonces Alcalde de Búger y Diputado provincial. Al llegar a Palma, otro camarada de Inca ya le esperaba y en el propio paseo del Borne tomaron un taxi y marcharon al ensanche, pero se confundieron y no encontraron el citado colmado; mas se dieron cuenta en las inmediaciones de la entonces Casa del Pueblo, que de ella salían grupos de obreros que discutían acaloradamente por asuntos políticos, y creyendo el momento oportuno, un camarada bajo del taxi y colocó el citado cesto de fruta en una ventana. Dio fuego a la mecha y se metió otra vez en el taxi sin que se sospechara nada ni el taxista. Al llegar a la Plaza de España bajan y al momento alquilan otro coche, que les llevó a Inca.

Tales afirmaciones también son asumidas por Nicolau el cual nos señala:

“Los mismos camaradas de Inca colovaronen [sic] la Casa del Pueblo de Palma una bomba, la célebre bomba”

Si bien, nos indica Nicolau como dicha iniciativa se realizó sin las autorizaciones pertinentes por parte de la Jefatura Provincial.

“La colocación se hizo sin la autorizaciín [sic] debida del Jefe, y fueron castigados los camaradas que tal hicieran”

Para afirmar lo siguiente:

“Fue una torpeza y por esto lo guardamos en secreto”

Aun así, siguiendo la versión de Zayas fueron acusados dos falangistas de dicha colocación:

“Del atentado fueron acusados los camaradas Guillermo Meyer y Francisco Bosch… fue duro su encarcelamiento, pues fueron sometidos a una larga serie de vejaciones. Al fin, al no poder probar los hechos que se les imputaba, nuestros camaradas fueron puestos en libertad”[7]

Según la versión de Damià Quetglas[8] los detenidos por tal motivo fueron los falangistas de Inca: Antonio Fluxá Figuerola, Juan Reus Palou, Gabriel Mateu Mairata, Bartolomé Enseñat Oliver, Jaime Rotger Nadal, Rafael de Arcos Olivares, Antonio Rotger Nadal y el propio Canuto Boloqui Álvarez.

A pesar de tal afirmación, sostenemos que la detención y encarcelamiento de los distintos miembros de la organización falangista en Mallorca fue más como consecuencia de las disposiciones gubernamentales que a partir del mes de marzo y abril llevaron a la persecución de los mandos y afiliados del movimiento nacional sindicalista tanto a nivel nacional como provincial.

La prensa local a partir del 17 de abril viene informando de las constantes imposiciones de multas como de las detenciones de los falangistas.

“El señor Gobernador manifestó ayer a los periodistas que en virtud de las órdenes terminantes y concretas de la superioridad se continuaban haciendo en la capital y en los pueblos detenciones de fascistas significados los que iban ingresando en las cárceles de los partidos respectivos”[9]

El resto de la prensa local se expresaba en términos similares en sus ediciones de los días 19 y 20 de abril.

Señalemos como en aquellas fechas y más concretamente desde el atentado contra el vicepresidente de las Cortes españolas Luis Jiménez de Asúa[10], con la muerte de su escolta, el agente del Cuerpo de Investigación y Vigilancia Jesús Gisbert Urreta, se habían extremado las medidas represivas contra la cúpula falangista a nivel nacional y que concretamente los distintos mandos y miembros de la Jefatura Provincial de Baleares, mediante la circular nº. 90 del 20 de marzo de 1936, dictada por el ministro de la Gobernación habían sido detenidos y encarcelados en los distintos Depósitos Municipales tanto de Palma como de Inca y Manacor.

La colocación del artefacto en la Casa del Pueblo y su posterior explosión se puede concretar en la existencia de cuatro heridos que precisaron atención medica tanto en el Hospital Provincial como en la Casa de Socorro: Reyes Díaz Fortuny[11] de 22 años; Jaime Dalmau Picornell[12] de 23 años; Miguel Lladó Font[13] de 32 años  y Magdalena Company Cantarellas[14] de 22 años y otros tres heridos más que no precisaron mayor atención medica que la de unas curas en sus respectivos domicilios; algunas informaciones hablan del niño de 1 año Miguel Mesquida Canals[15] como otro de los heridos, en total 8 personas.

Apenas unos daños materiales, que aun siendo importantes en la estancia afectada no impidieron la realización de las actividades habituales que se venían desarrollando en la Casa del Pueblo, de hecho, las reuniones del Comité de Huelga y otros actos como mítines continuaron realizándose con toda normalidad.

El ambiente de enfrentamiento adquirió una mayor gravedad, pasándose de los meros enfrentamientos físicos e insultos y porrazos al desarrollo de una mayor violencia y virulencia de los mismos, la colocación de un artefacto explosivo por primera vez en la capital de Mallorca, los asaltos a sedes partidos y la consiguiente destrucción de muebles y elementos; la quema de iglesias y la destrucción de ornamentos litúrgicos.

Y el incremento de la vigilancia y persecución por parte de las fuerzas políticas de izquierdas y gubernativas sobre la militancia falangista, con constantes y continuos arrestos, multas y detenciones lo cual dio paso al conocido como periodo de clandestinidad de la organización nacional sindicalistas, así como la aparición de publicaciones tales como «No importa» a nivel nacional y «Aquí estamos» a nivel provincial; el primero subtitulado como «Boletín de los días de persecución»[16] mientras que el segundo presentaba un contunde subtitulo de “Periódico clandestino de Falange Española de las J.O.N.S. en Baleares. Sale cuando le da la gana”[17

[1] Correo de Mallorca del día 6 de junio de 1936

[2] Diario La Última Hora del día 6 de junio de 1936.

[3] El Día del 6 de junio de 1936.

[4] Prensa local de Palma del 7 de junio de 1936.

[5] Antonio Nicolau Muntaner. Borrador sin datar sobre la Historia de la Falange Balear.

[6] Alfonso de Zayas y de Bobadilla. Historia de la Vieja Guardia de Baleares. Madrid. 1955

[7] Ibidem.

8] Damià Quetglas. Aproximació al que passà amb la República. Poble a poble (I) Llibres 2. Inca 2005

[9] Diario La Almudaina del domingo 19 de abril de 1936.

[10] Atentado perpetrado el 12 de marzo de 1936 a la salida de su domicilio en la calle Goya núm. 24 de Madrid como represalia al atentado padecido el día anterior por el falangista Juan José Olano. Para muchos fue un error de gran importancia la elección de Jiménez de Asúa puesto que las consecuencias inmediatas fueron la ilegalización gubernamental de Falange, la detención de toda la cúpula de mando y el que la organización se viera obligada a pasar a la clandestinidad.

[11] Herida en la cabeza con conmoción cerebral de pronóstico grave.

[12] Herida contusa en el lado izquierdo del cuello y erosiones en la cara con pronóstico reservado.

[13] Herida contusa en el muslo izquierdo de carácter y pronóstico leve

[14] Erosión en una pierna de carácter y pronóstico leve.

[15] Herida en la cabeza por cristales de carácter leve.

[16] Primer número publicado el 10 de mayo de 1936.

[17] Primer número publicado el 23 de mayo de 1936.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja un comentario