PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

JONS de Consell

Consell, pequeño municipio del Raiguer mallorquín situado en el eje que une la capital, Palma, con la ciudad de Alcudia. Hasta 1925 dependía administrativamente de Alaró, con una extensión entre 13 y 14 km² lo que lo convierte en un pequeño municipio rural. Según el censo de 1930, su población rondaba los 1.762 habitantes de hecho. La economía del pueblo se apoyaba sobre todo en la agricultura tradicional —almendros, olivos y viñedos—, aunque empezaba a despuntar una incipiente industria del calzado.

Alfonso de Zayas en su libro cita como fundadores de la JONS de Consell a once falangistas: Antonio Campins Moya, Juan Company Piza, Antonio Gamundi Amengual, Juan Horrach, Sebastián Isern Company, Miguel Jaume Pizá, Jaime Oliver Campins, Gabriel Pol Bibiloni, Jaime Pol Juan, José Ribas Y Andrés Vidal Isern.

De aquel grupo inicial citado por Zayas, tres murieron en distintos frentes peninsulares durante la Guerra Civil -Antonio Campins Moya, Juan Horrach y Sebastián Isern Company- mientras que un cuarto, Miguel Jaume Pizá, sargento de Infantería del Regimiento de Inca n.º 60 caería como integrante de la División de Voluntarios españoles durante la batalla de Krasny Bor, en Rusia, el 10 de febrero de 1942. Sin embargo, los registros de prensa no los reconocen como falangistas, sino únicamente como soldados de reemplazo encuadrados en las diferentes unidades del ejército nacional, tal como testimonia la nota publicada el diario Falange el jueves 18 de mayo de 1939 en su reseña sobre la muerte del Sebastián Isern Company: “Soldado de Infantería Sebastián Isern Company, muerto por Dios y por España: ¡PRESENTE!

El 24 de julio de 1937, según consta en el libro de actas, quedó constituida la nueva Junta Local de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Ese mismo día tomó posesión de sus cargos: Gabriel Bibiloni Guardiola como delegado Local, Antonio Nicolau Cerdó como secretario y Bernardo Fiol Isern como administrador.

Ahora bien, al contrastar estos nombres con los citados por Zayas, surgen notables discrepancias: solo dos coinciden, Jaime Pol Company y Andrés Vidal Isern. El primero llegaría a ser alcalde de Consell; el segundo, jefe de milicias a partir del 24 de julio de 1937. Los demás integrantes que aparecen en las actas oficiales son: Gabriel Bibiloni Guardiola, Bernardo Fiol Isern, Pedro Homar, Baltasar Isern (nombrado juez), Antonio Nicolau Cerdá y Pedro Perelló Perelló, quien asumiría la jefatura local el 8 de marzo de 1938. También se documenta la participación de Antonio Serra Morro, carpintero, que el 18 noviembre de 1937 consta como donante de material y de su trabajo para confeccionar paquetes destinados a los jóvenes de Consell movilizados en los distintos frentes al fabricar “un cajoncito con los objetos siguientes, en cada cajón había 3 pares calcetines un sueter, cinco cajetillas tabaco una pastilla jabón y 3 pañuelos destinado a todos los muchachos de esta localidad que se encuentran en los frentes que suman 27” fruto, dicho contenido, de las donaciones realizadas por la población de la localidad.

El propio libro de actas revela las dificultades iniciales de la organización. En su primera anotación, fechada el 24 de julio de 1937, se reconoce abiertamente la precariedad del grupo:

Al tomar el mando no pudieron saber con exactitud los falangistas de que se componía acordando hacer un verdadero estudio de los mismos y organizar falange lo mismo que si fuese la primera vez que se formaba por causa del estado lamentable de cómo se encontraba.

Esta anotación, junto a la carencia de datos más concretos, muestra la escasa implantación que tenia la Falange en Consell antes del alzamiento cívico-militar de julio de 1936. La falta de afiliados en los días previos al 19 de julio  y la necesidad de reorganizarse casi desde cero el 24 de julio de 1937, es decir, más de un año desde el movimiento contra el Gobierno del Frente Popular en julio del año anterior, nos habla de la poca, por no decir nula, incidencia del movimiento nacionalsindicalista en dicha población, dejándonos constancia de una presencia más simbólica que real.

Los primeros testimonios de actividad falangista en el pueblo se refieren a labores de vigilancia y a incidentes como el del 23 de julio de 1937, cuando resultó herido Jaime Oliver Campins. Conviene matizar que, desde la izquierda, cualquier militante de organizaciones derechistas era a menudo etiquetado como fascista o su derivada de falangista, aunque en la práctica las adscripciones políticas eran más diversas.

Existen otros indicios y aspectos reveladores que nos hablan más de la preocupación de la Falange, surgida a raíz del Decreto de Unificación, por la importancia sobre los rumores esparcidos desde la derecha contra los falangistas de la JONS de Consell que por la propia organización.

Las tensiones con sectores conservadores locales se reflejan en los rumores malintencionados que acusaban a los falangistas de no asistir a misa. Para desmentir tales habladurías, la Junta acordó el 29 de julio de 1937 que cada domingo una representación de Falange se incorporaría a la celebración de la misa dominical:

Queda acordado con esta fecha, que cada Domingo una escuadra de Falange asista a misa al mando de su Jefe de Escuadra respectivo empezando por la 1ª escuadra, y los domingos respectivos la que por orden le corresponda. Este acuerdo es tomado por la junta de mando para contrarestar [sic] ciertas propagandas que hacen elementos que dicen llamarse de derechas de que falange no asiste amisa [sic] nunca o su Jefe.

La carencia o falta de estilo o espíritu falangistas en los integrantes de la JONS local viene confirmada por lo detallado en la anotación correspondiente al 26 de agosto de 1937 sobre los fastos organizados por la entrada de las tropas nacionales en Santander, donde bajo la firma del secretario Local Antonio Nicolas Cerdó y con el visto bueno del delegado Local Gabriel Bibiloni Guardiola criticaban la actitud del alcalde, el camarada Jaime Pol Company:

Otra ves [sic] el Alcalde asistió al acto vestido de paisano, o mejor dicho disfrasado [sic] pues vestía la camisa y el gorro de Falange, pero con la americana puesta.

Detalle aparentemente trivial, pero que pone de relieve la tibieza con que incluso algunos dirigentes locales asumieron la estética y la disciplina falangista.

En definitiva, la JONS de Consell constituye un caso peculiar dentro del panorama del nacionalsindicalismo balear: un grupo reducido, de implantación tardía y de espíritu poco definido, más vinculado a las dinámicas impuestas desde los sectores derechistas que a una convicción ideológica real entre muchos de sus integrantes.


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